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Este pequeño país de 2 millones de habitantes sufre de una falta de imagen, incluso de confusión en la memoria de la mayoría. ¿Pero qué pasa con este país que se independizó en 1991? ¿Quién sabría cómo localizarlo sin dudarlo en el mapa de Europa? Los trágicos acontecimientos del decenio de 1990 han puesto de relieve, sobre todo, los conflictos que han aquejado a sus vecinos más cercanos: Bosnia y Herzegovina, Kosovo y Serbia... Y sin embargo, como un verdadero compendio de la historia y las culturas de los Balcanes, la República de Macedonia es ciertamente un país por descubrir. Hay que pasear a lo largo de las orillas del lago Ohrid y contemplar las montañas con vistas a sus profundas aguas, deteniéndose y meditando cerca de las numerosas iglesias de la capital turística del país. Hay que descubrir los monasterios enclavados en la ladera de la montaña, las mezquitas con sus acogedores jardines, los fantásticos monumentos futuristas heredados del período socialista. Por último, hay que aventurarse en coche por las carreteras del Este, donde los arrozales de la región Kočani y los viñedos de Kavadarci se extienden bajo el sol, ir al este y visitar las encantadoras cascadas de Smolari y Kolešino, creadas por una naturaleza generosa. La República de Macedonia es un país para los amantes de la naturaleza y el senderismo. Un país para aquellos que se maravillan de la extraordinaria variedad de paisajes, desde verdes montañas hasta amplios espacios lunares que recuerdan a los cañones de Arizona o Utah. Un país para los que saben vivir el momento, saboreando un vino local, una ensalada de tomates de verdad o sabrosas berenjenas. Un país, por fin, cuyos habitantes saben acoger al viajero con verdadera amabilidad y que no dudan, cuando se pierde, en devolverlo al buen camino.