Los paisajes más bellos de Bretaña Sur

Descripción del viaje

Alojamiento

Programa del viaje

• día 1

  Fouesnant y sus bonitas calas

  

  Entre Cap-Coz y Beg-Meil, el sendero costero de Fouesnant-les-Glénan revela calas excepcionales: Cap Coz y sus aguas tranquilas, paraíso de los deportes náuticos (vela, kayak, paddle) Mousterlin, con su arena dorada y sus dunas salvajes, perfecta para el descanso y la observación de aves Beg-Meil, rodeada de acantilados, con aguas cristalinas y un ambiente tranquilo, ideal para nadar y pasear A veces accesibles solo a pie por el GR34, estas calas ofrecen una luz matinal encantadora y una sombra bienvenida por la tarde. ¡Un entorno ideal para recargar energías!

• día 2

  Los fabulosos paisajes del País Bigouden

  

  Combrit Sainte-Marine es un joyero de patrimonio entre tierra y mar, donde se revela el encanto bigouden y una historia rica. Entre la casa rosa del Abri du Marin, testigo de la generosidad de Jacques de Thézac hacia los pescadores, y el Fuerte Napoleónico, antigua fortaleza convertida en lugar de arte contemporáneo, cada piedra cuenta una historia. El Cuerpo de Guardia, con sus cañones orientados hacia el horizonte, y el puerto, orgulloso de su etiqueta Puerto de Interés Patrimonial, añaden a esta atmósfera única. Sin olvidar la capilla, la iglesia y el faro, que terminan de dibujar el alma de este pueblo excepcional. Luego, ¡lánzate a la aventura en bicicleta eléctrica para explorar la punta bigoudena! Este circuito te lleva a través de Penmarc’h, desde su animado centro hasta los pequeños puertos pintorescos de Saint-Pierre y Kérity. Sube al faro de Eckmühl, relájate en las playas salvajes y déjate sorprender por las imponentes rocas de Saint-Guénolé, mientras saboreas las especialidades locales. Entre marismas y campos, descubre también misteriosos sitios megalíticos. ¡Un recorrido accesible para todos, por vías verdes y carreteras planas, para un paseo sin esfuerzo y lleno de descubrimientos!

• día 3

  Quimper, entre patrimonio gótico y artesanía de excepción

  

  Quimper, prefectura de Finisterre y capital de Cornualles, es una ciudad de Arte e Historia con un encanto bretón único. Entre callejuelas empedradas, casas con entramado de madera de los siglos XVI y XVII, murallas y muelles del Odet, cada rincón cuenta una historia. No te pierdas la catedral de Saint-Corentin, joya gótica bretona cuya construcción se extiende desde el siglo XIII hasta el XV. Renovada durante más de 20 años, hoy brilla con todo su esplendor y ¡es una visita imprescindible! Continúa tu día de exploración con el descubrimiento de la Fábrica de loza Henriot, ¡un saber hacer artesanal famoso en todo el mundo! Durante esta visita guiada, sumérgete en el corazón de los talleres y observa el minucioso trabajo de los artesanos. Cada pieza es moldeada y decorada a mano, desde el modelado de las formas hasta los acabados con pincel, para un resultado único y auténtico. ¡Una inmersión en la excelencia de la artesanía local!

• día 4

  Concarneau, la ciudad azul, y las casas de techo de paja de Kerascoet

  

  Difícil resistirse a esta joya que es la ciudad amurallada, engastada en sus fortificaciones en el corazón de Concarneau y una de las bahías más bellas de Bretaña! Ciudad de arte e historia, Concarneau ofrece varias versiones del espectáculo marítimo, todas igual de agradables. Su intensa vida portuaria está animada por más de 200 barcos de pesca que dan vida a los muelles y a la lonja. Las playas de arena fina y el puerto deportivo son lugares privilegiados para las actividades náuticas y de playa. Descubra todo el encanto de su puerto pesquero y deportivo, sus antiguas construcciones de granito y madera, así como sus playas de arena fina. Luego, dirección Port Manec'h para un paseo por el sendero GR 34 que bordea la costa hacia el faro del mismo nombre! Continúe el sendero hasta la ensenada de Rospico para descubrir su playa, resguardada del viento. Si le gusta hacer picnic, ¡es el lugar ideal! Si no, disfrute de una pequeña parada en el café de la playa. Finalmente, se sumergirá en el pasado en la bonita aldea de Kerascoët y sus casas de techo de paja para terminar en la magnífica playa de Tahití!

• día 5

  Pont-Aven y Carnac

  

  Pont-Aven, un pueblo bretón enclavado en el estuario del Aven, debe su fama a la escuela de pintura de Gauguin. Sus paisajes luminosos, su pequeño puerto y sus emblemáticas galletas lo convierten en una parada imprescindible. Al recorrer sus callejuelas, descubrirá las huellas de los artistas, las casas históricas y, sobre todo, sus 14 molinos alineados a lo largo de 2 km, una curiosidad local única. Luego, rumbo al Morbihan y al famoso sitio de Carnac! Carnac impresiona con sus alineamientos megalíticos, entre los más antiguos de Europa (7 000 años). Clasificado como monumento histórico, este sitio prehistórico cuenta con más de 550 vestigios, ofreciendo un fascinante viaje al pasado.

• día 6

  Vannes y la península de Rhuys: entre historia, gastronomía y paisajes preservados

  

  En Vannes, déjese transportar a través de los siglos en un centro histórico con callejuelas empedradas, bordeadas de casas con entramado de madera y murallas medievales. Clasificada como Ciudad de Arte e Historia, esta ciudad vibrante ha sabido preservar su herencia, desde vestigios romanos hasta edificios renacentistas. Pasee por el barrio de Saint-Patern, admire la catedral y la puerta Saint-Vincent, o explore el animado puerto, donde se degustan especialidades bretonas: galettes, mariscos y el famoso kouign-amann. ¡Una visita que despertará tanto sus sentidos como su curiosidad! Luego, tome la ruta hacia la península de Rhuys, donde la naturaleza salvaje y el patrimonio se encuentran. Entre marismas, costas escarpadas y playas de arena fina, el molino de Pen-Castel y el castillo de Suscinio —antigua residencia de los duques de Bretaña— son testigos de un pasado rico. En Port-Navalo, los panoramas impresionantes, donde las corrientes del golfo se encuentran con el océano, terminarán de seducirle. Un viaje entre tierra y mar, marcado por la historia desde el Neolítico.

• día 7

  Houat, la isla paradisíaca donde la naturaleza marca el ritmo

  

  Aquí, la vista se pierde en playas de arena fina y dorada, entre las más bellas de Europa, bordeadas de aguas turquesa y accesibles por una suave pendiente. La costa, recortada y salvaje, se recorre a pie por senderos que siguen los acantilados y las dunas. En Houat, el mar es mucho más que un decorado: inspira cada instante, da forma a las actividades y atrae a almas enamoradas de la naturaleza, apasionados del océano y defensores de un futuro sostenible. Tras una corta travesía desde Vannes, se desembarca en esta joya preservada. Desde entonces, la isla se ofrece a usted, con sus encantadores dilemas: recorrer los 16 km de senderos costeros, tumbarse en una playa de ensueño, observar a los pescadores regresar al puerto o saborear los mariscos frescos en uno de los tres restaurantes locales. Así que, no se elige... se disfruta de todo.